Sin embargo, el jazz impregna el subconsciente colectivo con imágenes de locales llenos de humo (esas ya sí pasaron a la historia) y los sonidos melancólicos o estridentes del saxo, la trompeta o el contrabajo.
Si bien los orígenes del jazz los encontramos a finales del siglo XIX en Luisiana, más concretamente en Nueva Orleáns, podemos hablar hoy de Nueva York como uno de los centros mundiales del género. Hasta aquí llegaron los más grandes y hoy por hoy, representa una escena perfecta tanto para nuevos talentos como para los nombres consolidados.
Si eres de los que sabes apreciar la buena música de jazz, no puedes perderte la ocasión de disfrutar de una inolvidable velada en alguno de los más míticos y representativos clubes de la ciudad.
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